miércoles, 26 de agosto de 2009

Focas Monje

La foca monje del Mediterráneo o foca fraile mediterránea (Monachus monachus) es una especie de mamífero pinnípedo de la familia de los fócidos, una de las más raros que existen. En grave peligro de extinción, antaño poblaba las aguas de todo el Mediterráneo y del Atlántico norteafricano, llegando a las islas de Cabo Verde, Madeira y las Canarias (donde daba nombre a la isla de Lobos) así como a toda la costa norteafricana.



El término Monachus proviene del griego y significa monje; dos orígenes distintos nos explican la razón de este nombre genérico, por un lado el hecho de que las focas del mediterráneo vivieran aisladas en pequeñas islas o cuevas de la costa, las dio el aire misterioso de los monjes ermitaños, quienes se recluían en sitios solitarios y de difícil acceso.



Las focas monje son pinnípedos de tamaño moderado, al nacer pueden llegar a un metro de longitud y pesan unos 20 kg., los adultos se aproximan a los 3 metros y pueden pesar cerca de 300 kg.



El ejemplo más extremo podemos encontrarlo examinando el caso de la foca monje del Caribe (Monachus tropicalis), que se distribuía por todo el Caribe tropical (México, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, Jamaica y Cuba). La M.tropicalis no soportó la presión humana y fue declarada extinguida hace sólo 20 años, cuando en el año 1977 se publicó el resultado de una expedición científica de 1973 que no consiguió detectar a ningún ejemplar después de meses de campaña por la zona utilizando barcos, avionetas y helicópteros.




La colonia de foca monje de la península de Cabo Blanco (Sahara Occidental - Mauritania), fue descubierta por el naturalista español D. Eugenio Morales-Agacino en el año 1945. Esta colonia, formada por unos 300 individuos, es la única que queda de la especie, ya que en las zonas donde aún permanece la especie (Mediterráneo Oriental y Madeira principalmente), los individuos no forman núcleos poblacionales, sino que estos, debido a la baja densidad de población se hallan muy dispersos.

El estudio que se está llevando a cabo es estimar la viabilidad de una posible traslocación de ejemplares de la colonia de Cabo Blanco (donde residen unos 300 individuos de los 500 que quedan en todo el mundo) a las islas Canarias Orientales o en algún otro punto situado en la costa de Marruecos, con el fin de ampliar el hábitat de distribución de la especie y posibilitar la formación de nuevas colonias a la vez que crear un corredor genético entre la diezmada población de Madeira y la de Cabo Blanco.

El proyecto argumenta que uno de los problemas más graves de tener a la mayoría de la población mundial en tan solo dos cuevas de reproducción (y además muy cercanas entre ellas) es que cualquier evento como una marea negra, una infección vírica o hasta un derrumbe de la misma cueva puede ser nefasto pare el futuro de la especie, y por ello es necesario empezar a dispersar el riesgo, esto es, expandir la distribución de la especie.

El equipo de investigación sigue periódicamente a la colonia desde un campamento base instalado cerca de las cuevas de reproducción. Los principales estudios que se llevan a cabo, son la distribución, dinámica y composición de las agregaciones de focas, las estimas de abundancia, aspectos relacionados con la biología reproductiva, temporada de cría y mortalidad juvenil, comportamiento de las parejas madre-cria, cronología y duración de la lactancia, comportamiento de buceo y estrategias de alimentación, uso del hábitat, posible impacto de los investigadores en la población, y estudios de genética y contaminación.

Desgraciadamente, en Mayo de 1997, se dio una mortandad masiva de focas en la colonia de Cabo Blanco, debida seguramente a una toxina paralizante segregada por una alga dinoflagelada.

Esta epizootia acabó con dos tercios de la población existente, y además el 95% de los individuos muertos pertenecían al segmento adulto de la población.

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