La Antártida es un archivo de información climática para la ciencia. Buena parte del hielo que cubre este continente contiene elementos químicos, minerales, burbujas de aire y microfósiles que sirven como un registro natural para saber los periodos cálidos y fríos que se han alternado durante millones de años, y las temperaturas que han soportado los glaciares a lo largo del tiempo.
Esta información es clave para entender cómo evolucionó el clima en el pasado y, a su vez, fundamental para saber qué nos prepara el futuro. Por eso, el continente helado se ha convertido en el destino preferido para investigadores de todo el mundo: biólogos, geólogos, geofísicos... que acuden a este privilegiado laboratorio de la naturaleza.
El Parque de las Ciencias acoge esta semana un simposio científico organizado por la Universidad de Granada, en el que más de 200 científicos de 25 países expondrán el resultado de sus investigaciones en la Antártida, todas relacionadas con el estudio del clima. El presidente del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR), Rob de Conto, ha sido uno de los primeros en exponer su trabajo. Conto está especializado en el desarrollo de modelos de simulación sobre la cobertura del hielo a lo largo de millones de años, es decir, animaciones virtuales que simulan el comportamiento de un glaciar con el paso del tiempo.
Y es que la vida de un investigador, por mucho que se cuide, nunca conseguirá alcanzar la longevidad de la masa de hielo permanente que se creó hace más de 30 millones de años en la Antártida.
Herramienta estratégica
Este tipo de simulaciones son, por tanto, una herramienta estratégica para la ciencia ya que, si consiguen simular cómo fue el pasado, pueden anticipar cómo se comportarán estos casquetes de hielo en el futuro.
La realización de estos modelos virtuales conlleva un gran trabajo científico, ya que son necesarios datos como el nivel del mar, la temperatura oceánica, el clima, la radiación solar, los cambios en la órbita de la Tierra y muchos más, a lo largo de todo el tiempo que se desea simular.
Según Óscar Romero, miembro del comité organizador del simposio, no todo el registro climático proviene del hielo, los sedimentos terrestres y marinos también son una fuente de información abundante. Especialmente los sedimentos que han permanecido durante millones de años ocultos bajo el hielo o en los fondos oceánicos, dos regiones que no se han visto alteradas por el hombre.
El presidente del Comité Español del SCAR, Jerónimo Sánchez, subraya, por su parte, que España lleva más de 20 años involucrada en la investigación antártica de manera continuada, y que el continente helado no es un laboratorio que sirve sólo para observar la evolución climática, sino también para estudiar la biología marina y vegetal que habita esta zona, investigar las condiciones geológicas para indagar en el movimiento de placas...
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